La viuda negra de Alicante, condenada a 22 años de cárcel por asesinar a su marido

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La Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a Conchi, la conocida como la viuda negra de Alicante, a 22 años de prisión por el asesinato, con alevosía y ensañamiento, de su marido, con el que se había casado apenas 20 días antes. Por este motivo, el fallo del tribunal añade también la agravante de parentesco. Su cómplice y cuidador, Francisco Pérez, ha sido sentenciado a 20 años de cárcel por clavar más de una veintena de veces en el cuerpo de la víctima un destornillador o instrumento similar.

La sentencia recoge así el veredicto de culpabilidad emitido por el jurado popular. El tribunal considera probado que el 20 de agosto de 2018, Conchi y Francisco, “obrando con el propósito de acabar con la vida” de la víctima, José Luis Alonso, concertaron con él una cita con el fin de celebrar una cena romántica. El lugar elegido fue un acantilado poco transitado, en el que los acusados pretendían “obtener ventaja y facilidad para la ejecución de su plan común”. El emplazamiento elegido, además, dificultaba las “posibilidades de defensa de la víctima” y facilitaba la “impunidad” de los agresores.

Poco después de las 22 horas, Francisco se aproximó al marido de su compinche y «comenzó a agredirlo con un destornillador o instrumento semejante”. “La acusada se aproximó a pie a ambos”, a pesar de que continuamente ha defendido que necesitaba una silla de ruedas para moverse, y “se unió a la agresión material, sujetando o golpeando a su esposo mientras Francisco continuaba clavándole sucesivas veces” el arma homicida que, “al no ser afilado ni estar dotado de una punta fina, rompe los tejidos con más violencia y causa más dolor físico”, según testificaron los forenses. La víctima acabó “falleciendo a consecuencia de una de las heridas que sufrió, localizada en la parte izquierda del cuello”.

La sentencia señala que el testimonio de la policía de paisano que presenció los hechos ha sido “la prueba fundamental”. La agente paseaba por una zona próxima en ese momento y “oyó gritos que calificó de desgarradores” que motivaron que descubriera “que una persona, hombre, acometía a otro hombre en acciones repetidas que parecían ser las de asestarle puñaladas, haciéndolo retroceder”. El relato de la testigo, al que el jurado ha concedido toda “fiabilidad”, se resume en que “vio cómo la acusada se aproximaba a pie, erguida, a los hombres y verificó, más tarde, que las personas que había en el aparcamiento, los acusados, eran las mismas que había visto desde el paseo agredir y a aproximarse al hombre que luego yacía malherido o muerto”.

El tribunal considera que estos hechos son constitutivos de un delito de asesinato con ensañamiento y alevosía, y, en el caso de Conchi, con la agravante de parentesco. Por tanto, condena a la mujer a 22 años de prisión y a su cómplice, a 20. Además, los condenados deberán cumplir una medida de libertad vigilada por un tiempo de cinco años e indemnizar conjuntamente a tres hijos del fallecido con un total de 150.000 euros.