El partido Intercity vs Real Murcia fue mucho más que un duelo por puntos: fue una historia de redención y caída. En una tarde cargada de tensión y con el aroma a drama futbolero flotando sobre el césped del estadio José Rico Pérez, el Real Murcia firmó una de esas victorias que se graban a fuego en la memoria de su afición. Un solitario pero celestial gol de Jorge Yriarte en el minuto 77 sirvió no solo para sumar tres puntos, sino para mantener viva la llama del ascenso directo. En el otro lado, el Intercity, fundido en lágrimas y resignación, certificó su descenso a Segunda RFEF, un destino cruel para un club joven que soñó con hacer historia.
🔁 Una tarde que parecía escrita por un guionista de cine
El ambiente en Alicante no era el habitual. Los seguidores del Intercity sabían que el partido era una final disfrazada de jornada 35. Las gradas tenían más nervios que voces. Mientras tanto, los aficionados murcianos, llegados en masa con bufandas granas y la esperanza en los ojos, sabían que ese campo podía convertirse en territorio sagrado.
Desde el pitido inicial, el Intercity se lanzó con valentía. Mario Marí y Pol Roigé probaron suerte desde fuera del área, y durante 30 minutos, el portero del Real Murcia, Gianfranco Gazzaniga, fue una muralla inexpugnable. “Sabíamos que se jugaban la vida. Nos vinieron encima como un huracán, pero estábamos preparados para sufrir”, declararía después Pedro León, el veterano líder murciano.
🧠 La pizarra de Fran Fernández y el toque de un genio
El Real Murcia fue paciente, como quien espera el momento justo para lanzar un golpe certero. El técnico Fran Fernández movió el banquillo como un ajedrecista, metiendo a Yriarte y Pedro León en el momento exacto.
Minuto 77. Saque de esquina. León alza la mano. La pelota vuela con poesía, con cálculo milimétrico. Yriarte aparece entre los defensas como una sombra y remata con un cabezazo violento, inapelable, que se cuela junto al segundo palo.
Silencio en el Rico Pérez. Luego, el estruendo: el grito de los murcianos que viajó desde la grada hasta el alma del fútbol.
“Cuando vi entrar la pelota, se me vino encima todo lo que hemos luchado este año. Lloré. Y no me da vergüenza decirlo”, confesó Jorge Yriarte, aún con los ojos húmedos.
⚰️ El funeral futbolístico del Intercity
Lo del Intercity fue digno de una tragedia griega. Lucharon hasta el final. Tuvieron dos ocasiones más, una clarísima de Mancebo que se fue rozando el larguero. Pero el balón no quiso entrar. El descenso se consumó no solo en el resultado, sino en los rostros de los jugadores, que al sonar el pitido final, se dejaron caer sobre el césped como si el alma se les hubiese escapado por los tacos.
“Esto duele más que una lesión. Duele porque sabes que podrías haber hecho más. Porque hemos luchado, pero no fue suficiente”, dijo Cristian Herrera, capitán del Intercity, en una rueda de prensa que parecía una despedida.
🧭 ¿Y ahora qué?
Con esta victoria, el Real Murcia se mantiene segundo en el Grupo II de la Primera Federación con 59 puntos, pisándole los talones al líder AD Ceuta. Tres jornadas más. Tres guerras por pelear.
El Intercity, por su parte, deberá reinventarse. El descenso a Segunda RFEF no es el final, pero sí un punto de inflexión para un club que nació para ser disruptivo y que ahora debe aprender de la caída.
“Esto nos hará más fuertes. Volveremos. No sé cuándo, pero volveremos”, dijo el presidente Salvador Martí, con la voz rota.
✍️ Apuntes del cronista: más que un partido
Este partido no fue solo fútbol. Fue emoción pura. Fue una novela condensada en 90 minutos. Fue la historia del veterano (Pedro León) sirviendo al joven (Yriarte). Fue el mito de Ícaro para el Intercity, volando alto y cayendo por un sueño no cumplido.
Y para el Real Murcia, fue el canto de esperanza de un club histórico que sueña con volver a donde pertenece. Si consiguen el ascenso, este partido será recordado como el punto de inflexión. Si no lo logran, será la batalla donde demostraron que merecen pelear hasta el último minuto.
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